Te has quedado en la casa…me la paso tropezando contigo. Tomo notas de tus coordenadas para evitar accidentes, para no pisar tus talones, para no lacerar tu sensible espina. Cada día me levanto de un lado diferente de la cama, no vaya a ser que te empuje de un codazo y no pueda besar tu frente para decirte lo siento mucho. A veces te apareces entre notas guardadas que desempolvo de un click y te veo allí en el reflejo del monitor en un mar de palabras, buscandonos por el olor a sargazo o a través del salitre de lágrimas pasadas. Mi gato me mira con tu mirada, desde un ámbar ocular que impregnaste en sus pupilas que me provocan besarlo mas que nunca y abrazarlo como si te abrazara. Cuando menos me lo espero salto del susto pasillo abajo, hacia la sala, porque sales como cuando mi gato me sale en una juguetona emboscada. Simplemente sonrio, te abrazo, paso mi mano por tu cabeza y digo “disculpa, no te esperaba”, cuando realmente siempre te espero en esta Casa que habitas, por donde se cuela el olor a sargazo ámbar y las gotas de salitre que cuelgan y se escurren por mis ventanas. Por eso hago el ejercicio, cada día, de dibujar y modificar los planos y los mapas de cada rincón de este espacio, para que te sientas cómodo, para no accidentarme con tu recuerdo cubierto de una sábana azul de atardecer, cuando sostuvimos juntos las memorias del amor, el cariño y la gracia de coincidir en una misma Casa.
ay...k me hiciste llorar...y no no andaba sensible. este texto tiene una nostalgia tan sincera y paz..no se komo lo trasnformaste en eso, pero lo karga..
ReplyDeleteMi querida Brenda, lo que no te he dicho es que en mas de una ocasión me he tropezado contigo también. Sobre todo en la cocina cuando desayuno. TE QUIERO.
ReplyDeleteyo extrano komer pan y kafe y hablar. y tu te de rosas k me dio paz un dia y hablar. y tus okurrencias y juegos kon gaga y hablar. yo tambien te kiero.
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