Manuel se está yendo, no sé si ya se fué. El espera su turno y me mira a través del iris de los colores del sueño que fuera su vida desde la antepuerta de la muerte. Yo lo miro, lo observo y tomo su cabeza de niño entre mis manos, le beso la frente, le pido la bendición de ese amor por la vida y por todo lo que amó. Manuel espera pacientemente con su pierna izquierda del dolor. Está en fila haciendo turno y la fila no avanza pero sabe que tiene turno y que su turno llegará porque lo ha esperado por mas de ochenta años. Yo también hago fila pero estoy mucho, bastante mas atrás que Manuel. Rosa llora la agonía de Manuel y también espera igual que yo y que Manuel con la diferencia de la prisa, la prisa que tiene el paciente por llegar y nos vamos despidiendo con la alegría de saber su amor.
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