A tí, por ser hijo de Atabeyra
parido de una madre-padre.
tus manos
abren capullos
se deslizan
por jardines de lotos
diez rayos de sol
caricias que sorprenden
en el tope
a las colinas
en lo profundo
agitan aguas
de un quieto lago
así despiertas
la hermosura
de un un paisaje imaginado
recuentas abrazos
pétalos como labios
caen sobre el recuerdo
esto entre tus palmas
entre nuestras cienes
en el espiral
nuestros pechos
como el-hecho, se desdoblan
floreciendo en la memoria
lo que ha marchitado el tiempo
que siempre abone a lo deseado
deseo de renacer
de un salto a lo desconocido
libres del padre
llenos de luna
fluídos como el agua
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