El Repaso

El pasado me reconfirma lo acertado de mi presente; que no se puede vivir tras una mirada y un corazón sin transparecia, que el engaño y la mentira son como una daga de hielo frio que al final se deshace en tus propias manos. HOY vivo convencida de mis aciertos y desaciertos que viví por dos largas vidas antes de ésta. Primero durante siete años exhiliados y luego durante otros nueve más. Asistí a dos duras escuelas y aún HOY estoy por graduarme...ya casi. Cuando piensas que ya casi tienes los dos piecesitos afuera, la vida se encarga de darte un jalón y mostrarte algo acerca de tus desiciones y una noche sale a tu encuentro y te vocifera con un grito frío como la daga de hielo, que estás casi lista, que ya pronto se acerca el momento del repaso. Y te repasan la amargura y la alegría y te envían un séquito de jueces con un libraco entre las manos. Cuando pensabas que ya casi te recibias te abren el libro y saltan despavoridas todas las preguntas y te hundes en sus letras que casi te ahogan en el mar de las palabras. Pasan las páginas del vértigo del dolor y la humillación, del romance y la ingenuidad de no querer saber nada, nadita de nada, de las viejas lecciones que allí los jueces te repasan. Y te vas cantando bajito, esa noche de repaso, y te dan la respuesta en la canción superaquella que te dice del espejo, del reflejo, de la transparencia y de tener que enfrentarte a tus sombras, de enfrentarte con la nada.