Friday, September 18, 2009

Nuestra Casa

En la casa de Wanda hay un vacío muy grande lleno de recovecos, gavetas y mecedoras desoladas. En todos esos espacios y muebles se sienta, se mueve , se escode y se ríe el corazón de Wanda. Anoche ví el celaje de ese músculo amoroso y me pareció verlo sentado en el balcón tomando café en las mañanas tibias, mientras miraba con sonrisa traviesa desde su recodo citadino a su vecina la Metrópolis. Lo vi pasearse entre las plantas y las orquídeas del jardín regándolas con su amor infinito de abrazos solidarios que brotaba de sus válvulas benditas. Abajo, donde se encuentran los cimientos de la casa, había otro corazón que la esperaba calando en un árbol, hecho de raíces de paz, su nombre y el de su amada. La casa de Wanda estaba vestida de mucha espera para, cuando finalmente regrese, volver a resguardar la inmensidad de su corazón.

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