In Memoriam F. & C.

Cuando Paola entró al salón lo hizo cabizbaja. Ella se sentó en su lugar acostumbrado y se quedó mirando el suelo con una solemnidad incorrompible que conmovió a la maestra. La maestra se levantó de su silla frente al escritorio y se acercó a Paola y con voz de arrullo le preguntó que si estaba bien. Paola dijo que nó. La maestra preguntó por que y Paola contestó que se la había muerto Flopy. La sonrisa de la maestra se descompuso y su corazón se conmovió. Conversó con la niña sobre la tristeza de cuando llega y nos visita la muerte y nos saca la lengua y nos arrebata lo querido. La maestra le habló de su Copal que la había acompañado por 12 largos años y de como Copal lo hizo en las alegrías y las tristezas. De cuando finalmente le dieron la noticia de la muerte de Copal y de como la maestra estalló en llanto al enterarse de su partida.

Flopy murió ahogado...en su propia agua. Ya no acompañará a Paola por las noches mientras ambos se miran a los ojitos; Paola en su cama y Flopy en su envase acuático mientras se arrullan con la mirada. Ya Paola no tendrá que ejercer su tarea nocturna de cambiarlo de su recámara acuática a la del castillo con balcón y ventanas rodeado de piedritas de colores donde moraba nocturnamente Flopy mientras dormía porque ese era su lugar preferido para dormir. Las exigencias de Flopy, cuando a Paola se le olvidaba alimentarlo y él saltaba sobre el agua y la salpicaba con un chorrito de agua que escupía de su boquita para despertarla de su despiste, ya no se harán sentir.

Flopy se convirtió en una hermosa obra de arte en los bocetos de Paola para su próximo proyecto de su clase de gráfica. Ella miraba y admiraba sus dibujos mientras le contaba, con una sonrisa de banana, recuerdos a la maestra y de lo mucho que amó a Flopy.